Ritos de despedida para celebrar la muerte

Los rituales de despedida son actos simbólicos que nos ayudan a expresar nuestros sentimientos y lo que hay en lo profundo de nuestro corazón frente a la muerte de una persona que amamos. Nos ayudan a poner cierto orden emocional, nos brindan palabras y gestos para decir a Dios y para compartir con los demás nuestro dolor. Nos ayudan a tomar conciencia de lo que no está sucediendo y a introducirnos en el proceso del duelo.

 

Todas las religiones han tenido y tiene sus propios rituales frente a la muerte. Y en estos momentos, tenemos que recrearlos, realizarlos de una manera distinta que se adapte a las exigencias del aislamiento. Necesitamos de estos ritos para hacer frente al dolor que nos produce la muerte de un ser querido; para darle un sentido a lo que nos pasa, para consolarnos y para clamar la angustia que nos produce no haber estado junto a la persona que despedimos o no poder volver a verla nunca más.

Teniendo en cuenta la situación actual de aislamiento, podemos presentar a las familias algunas herramientas organizadas en forma de actividades, encuentros o ideas para realizar el ritual de despedida de sus seres queridos. Cada uno puede tomar estas ideas y pasarlas por la propia experiencia espiritual, religiosa o de fe.

 

ACOMPAÑAR A LA FAMILIA / DECIR ADIÓS / OTROS RITOS NO CONFESIONALES

La línea de la vida

Esta actividad podemos comenzarla y terminarla en el mismo día, o podemos hacerla a lo largo de toda la semana, recogiendo las cosas que queremos poner en la línea de vida.

Buscamos hojas de papel en blanco, cartulinas, marcadores, lápices y todo el material que podamos reunir. Pegamos las hojas de papel como formando una gran línea de vida de la persona que murió, marcando el día en el que nació y el comienzo de su camino por esta vida. Podemos dividirla en etapas o años, marcando los acontecimientos más importantes de su vida: los éxitos y fracasos, los momentos de gozo y de dolor… Los hitos o grandes momentos que marcaron la vida de esa persona. Podemos agregar también a esa línea de vida, fotos, frases, recuerdos que cada uno pueda ir escribiendo o palabras que quieran decir las personas que la amaron pero que no están ahora presentes en este momento (podemos recoger estos testimonios con anterioridad o ir agregándolos después).

 

Al terminar de hacer la línea de vida. Buscamos una vela encendida, y mientras cantamos una canción, la vamos apoyamos en el inicio de su vida, y la vamos corriendo a lo largo de todo el camino de su vida, hasta llegar al día en que murió.

Nos quedamos en silencio, contemplando su vida y esta luz que resplandece. Cada uno puede decir una frase o palabra que exprese lo que siente en ese momento. Después ponemos las manos en el corazón, como gesto de profunda gratitud, y nos inclinamos para honrar la vida de la persona que murió.

 

Como un signo de nuestra certeza de que el amor es más fuerte que la muerte, y nuestra fe en que la persona que murió sigue viva en el corazón de cada uno, tomamos una pequeña velita y la encendemos en el cirio que apoyamos sobre la línea de la vida. (Si no tenemos velitas pequeñas de esas que se compran en los supermercados, podemos ir pasándonos unos a otros el cirio).

Esta línea de la vida, después podemos compartirla con nuestros amigos y familiares, a manera de video o documental de su vida. Sea de la manera que sea, es bueno que podamos compartirla con toda la familia a través de las redes sociales o modalidades virtuales.

Dar gracias y pedir perdón

Nos reunimos en familia teniendo muchos papelitos sobre nuestra mesa. Nos tomamos un tiempo pausado y calmo. Podemos poner una música de fondo, encender una vela en el centro y poner algún objeto o fotografía que nos haga presente a la persona que despedimos. Invitamos a que cada uno tome un papel de un color y escriba el motivo más importante por el que quiera agradecerle a la persona que murió.

 

Después los invitamos a tomar otro papel y escribir (si es que así lo desean) algún motivo por el cual quieren pedir perdón o perdonar a la persona que falleció.

Escribir una carta

Armamos entre todos un sobre grande plegando papeles y decorándolo de la forma que más nos guste. En esta actividad plástica pueden colaborar especialmente los niños y adolescentes de la familia. Nos reunimos poniendo el sobre en mitad de nuestra mesa. Y repartimos una hoja de papel a cada uno para escribir una carta. Cada uno puede elegir el lugar en donde quiere sentarse a escribirla. Después de un tiempo nos volvemos a reunir, y cada uno lee aquello que quiere compartir de lo que escribió.

 

Al terminar de compartir, cerramos el sobre y lo dejamos en algún lugar muy importante de nuestra casa, junto a una fotografía de la persona que falleció, hasta que podamos realizar los ritos propios del funeral y las exequias. Encima del sobre, apoyamos una vela encendida significando la presencia de la persona fallecida entre nosotros.

En esta actividad pueden participar de forma virtual los familiares que no están presentes en el hogar y los amigos, enviando sus cartas de forma virtual para ser impresas y puestas en el sobre.

 

Si todos así lo desean, cada uno puede elegir alguna frase de la carta que escribió para armar como una especie de “muro” o cartelera para compartir en las redes sociales junto a imágenes y fotografías que nos ayuden a compartir nuestro amor y dolor en el ámbito de lo social.

Honrar su vida y su lugar en nuestra familia

Hacemos en un gran papel el árbol genealógico de la persona que murió tratando de recordar a sus padres y abuelos, a su cónyuge y a sus hermanos, cuñados, sobrinos; a sus hijos y cónyuges; a sus nietos, etc. Es importante que cada uno pueda encontrar su lugar frente a la persona que murió. Una vez terminada la confección del árbol genealógico (que también se puede hacer con tarjetas que se van ubicando según la genealogía) nos paramos frente a él, y cada uno, según el lugar que ocupa dentro de la familia, realiza un gesto de honra (inclinarse levemente) diciendo:

Yo soy tu hijo (hermano, padre, cuñado, nieto), y te doy gracias por ser parte de nuestra familia y por haber compartido conmigo el camino de la vida.

 

Todos terminamos cantando alguna canción que nos ayude a honrar y celebrar su vida y encendemos una luz como signos de su presencia viva entre nosotros.

Rito en su habitación

Este rito es para ser realizado en la habitación o el lugar en el que la persona fallecida vivió. Podemos hacerlo los que estamos en ese lugar, podemos filmarlo y compartirlo con las personas que no pueden estar presentes.

 

Entramos en su habitación y nos quedamos unos minutos en un profundo silencio, como percibiendo su presencia entre nosotros, en sus cosas y en este lugar.

 

Nos disponemos juntos a un gesto muy sagrado que es tomar en nuestras manos lo que esa persona le perteneció y podemos hacerlos de varias maneras, según prefiera cada familia:

  • Ponemos orden a sus cosas, tal como a esa persona le gustaba ordenarlas.
  • Elegimos alguna de sus pertenencias para conservar como recuerdo y compartimos qué significado tiene para cada uno lo que eligió.
  • Erigimos en el lugar un “altar”, un lugar que especialmente nos recuerde a la persona que murió, por lo menos hasta que no podamos realizar los ritos propios de las exequias. En este altar podemos incluir signos de nuestra fe o creencia, y objetos que nos ayuden a honrar su presencia en nuestra casa. También encendemos una luz significando la presencia viva entre nosotros de las personas que acaba de morir.
  • Si queremos, en ese lugar podemos compartir en voz alta algo que nos hubiera gustado decirle a esa persona en vida y que no pudimos hacerlo.

Bendiciones

Nos reunimos en familia para compartir bendiciones. Bendecir es “decir el bien”. Todas las religiones poseen un conjunto de bendiciones que utiliza en distritos momentos de la vida para desear el bien sobre otras personas u objetos. En esta ocasión, nos reunimos para “decir el bien” acerca de la persona que falleció y para desearnos el bien mutuamente entre nosotros, que los despedimos en medio del dolor y la pena.

 

Podemos empezar el rito encendiendo en el centro de nuestra ronda una gran luz mientras cantamos alguna canción. Al lado de la luz encendida, ponemos algún escrito o libro que para nosotros sea sagrado o sencillamente papeles y lápices para escribir. También ponemos sobre la mesa un recipiente con tierra, un cuenco con agua limpia y alguna rama u hoja, una hogaza de pan y unas copas de vino. Si fuera posible, preparamos unas pequeñas velitas para cada uno de los presentes.

 

Podemos hace las seis bendiciones que se sugieren o elegir cuales son las que queremos hacer, o hacer una cada día o en diferentes momentos de estos primeros días de duelo.

 

Nos disponemos para empezar esta ronda de bendiciones haciendo varias respiraciones profundas. Nos miramos a los ojos y nos recibimos con la mirada. Decimos algunas palabras que recuerden para que estamos reunidos y expliquen qué es lo que vamos a hacer: desearnos unos a otros el bien y bendecir a la persona que murió, diciendo palabras de bien sobre su vida, su historia y su paso por este mundo.

Primera Bendición: la tierra

Tomamos el cuenco con tierra y ponemos en la palma de cada uno un terrón (podemos también hacer una marca con la tierra en la frente de cada uno); empezando por el más pequeño. Mientras realizamos este gesto podemos elegir algunas palabras de bendición:
  • Que encuentres paz y consuelo
  • Que tu llanto se transforme en gozo
  • Que el amor dure para siempre, etc.
Después de esta bendición podemos compartir acerca del sentido de la muerte para los que creemos en la trascendencia o en la vida eterna: somos parte de la tierra y nuestros cuerpos muertos vuelven a la tierra, pero la vida no termina en la muerte, sino que dura para siempre, y las personas muertas siguen vivas entre nosotros para siempre.
 

Segunda Bendición: la Luz

Tomamos la vela del centro y la vamos pasando de mano en mano, repitiendo unos a otros esta bendición: “recuerda que eres vida y en Vida te convertirás”. Después de esta bendición podemos decir algunas palabras acerca de la alegría que se hace presente en medio del dolor, de la invitación a honrar la vida de la persona que murió y a celebrar nuestra vida como una verdadera fiesta. Compartimos acerca de la importancia de estar vivos y de hacer que nuestra vida valga la pena.
 

Tercera Bendición: La Palabra 

En este momento nos bendecimos por medio de la palabra escrita. Podemos leer algún libro sagrado o religioso de nuestra creencia, o algún poema que nos guste o cantar alguna canción. También podemos tomar papel y lápiz y ponernos nosotros a escribir aquello que queremos decir en voz alta, como una bendición para la persona que murió.
Si leemos de algún libro sagrado, después de la lectura podemos pasar el libro de mano en mano para que cada uno lo pueda besar o apoyar en el corazón.
Si leemos lo que cada uno escribió, después de cada lectura podemos decir juntos el nombre de la persona que murió y la palabra gracias.
 

Cuarte bendición: El Agua

Tomamos el cuenco con agua limpia. Podemos dejarla correr entre las manos mientras cantamos alguna canción. Tomamos la rama y la sumergimos en el agua, mojando después a los objetos de la persona muerta que tenemos con nosotros (fotos, pertenencias, etc.). Cada vez que rociamos con agua, podemos decir algo bueno de esa persona, recordando alguna anécdota, valorando algún rasgo de su personalidad, dando gracias por algo especial de esa persona. Al terminar estas bendiciones el más grande de la familia puede ponerse de pie y rociar con el agua la cabeza de lo que están presentes.
 

Quinta bendición: El Pan

Uno de los familiares toma la hogaza de pan, y mientras todos rezamos alguna oración o cantamos alguna canción, la parte y la reparte entre los que estamos presentes, como signo de unidad en la familia. Mientras comemos juntos, recordamos el pan de cada día compartido en la mesa familiar junto a la persona que falleció: el pan de nuestra infancia, el pan de nuestra juventud, el pan de la adultez o la vejez.
Mientras nos repartimos un trazo del pan, podemos desearnos entre nosotros la paz, el consuelo y el bien.
 

Sexta bendición: El Brindis

Servimos todas las copas de vino y levantamos nuestras copas. Cada uno puede decir en voz alta un motivo por el que quiere brindar al despedir a esta persona amada. Después de que cada uno haya dicho una intención, ponemos todos la copa en nuestro corazón y nos quedamos unos minutos en silencio. Juntamos nuestras copas y bebemos unidos honrando la vida y celebrando la muerte.

Después, por turnos, vamos compartiendo aquello que queremos de lo que escribimos, poniendo los papeles de “gracias” formando un círculo al lado del cirio encendido. Cuando todos hayan terminado de compartir sus motivos para dar gracias, realizamos el mismo gesto con los papeles en los que queremos pedir perdón.

 

Al terminar esta celebración podemos realizar algún gesto el amor que nos tenemos y que tenemos por esa persona que murió, que trasciende y va más allá de la misma muerte (leer unas palabras, rezar una oración, darnos un saludo de paz, etc.).

La caja de los recuerdos

Buscamos una caja grande y la decoramos poniendo en esta tarea todo nuestro amor.

Entre todos, vamos guardando en esa caja los objetos que nos recuerden a esa persona, de manera que podamos mostrarla a las futuras generaciones en recuerdo de su vida entre nosotros.

Si queremos, podemos guardar cada objeto con un papel que explique que significa para cada uno.

Antes de guardarlos, si así lo deseamos, podemos sacar fotos y compartirlas con familiares y otras personas amigas que no pueden estar presente en esos momentos. A su vez, podemos pedirles a las personas que no están presentes en ese lugar, que hagan este mismo ejercicio buscando un objeto que les recuerde a la persona que falleció para después, cuando podamos reunirnos, seguir completando nuestra caja de recuerdos.

Responso y Oración de despedida

El responso es una forma de oración en la que “respondemos” por la persona que ha fallecido recientemente, diciendo una última palabra sobre esa persona, su vida y su historia. Todas las religiones tienen sus propios responsos, y en muchas religiones estas oraciones son similares o dicen cosas parecidas.

 

Oración Inicial

Honramos la vida de ….

Implorando para él/ella la vida eterna y la presencia entre nosotros para siempre.

Que reciba la paz y la luz que no tiene fin

Y comience a forma parte del Amor que nos une a todos mientras caminamos a la eternidad.

Así SEA

 

Oración para que lean los hijos del difunto

Aquí estoy en medio de mi dolor compartiendo con ustedes la vida y la muerte de mi padre/madre.

Doy gracias a la vida por mi padre/madre, que hoy termina su peregrinar por este mundo.

Doy gracias por el don de la vida que recibí de el/ella

Y por todos los años de vida en que he vivido en su compañía.

Y aunque hoy lloro su partida,

Me regocijo en la esperanza de su presencia en mí, amándome para siempre, así como en la de mis hijos y en la de toda mi descendencia.

Así sea.

 

Oración del esposo/esposa

Despido con amor al amor de mi vida.

Dando gracia a la vida por todos los años que hemos compartido juntos y por la familia que supimos construir.

Me despido con dolor, llorando tu muerte y honrando tu vida,

Con la esperanza que nos volveremos a encontrar en el Amor que no tiene fin y que es eterno.

Que el amor con el que nos amamos esta siempre entre todos nosotros y legue a nuestros hijos y nietos de generación en generación.

Así sea.

Oración por los familiares que sufren la muerte

Aquí estamos reunidos los que te amamos y hoy te despedimos con respeto y honrando tu vida.

Estamos tristes y lloramos tu partida,

Pero confiamos en que el amor es más fuerte que la muerte,

Y que seguirás estando presente entre nosotros que te amamos y nos amamos.

Que tu presencia de Amor y de Luz nos ayude a crecer como familia,

Fortalezca nuestros vínculos en el amor

Y nos haga generosos y buenos en la entrega.

Que nuestro dolor se transforme en gestos concretos de cercanía y consuelo,

Que el abrazo enjuague nuestras lágrimas, cure nuestras heridas y nos ayude a caminar en esta vida sin tu presencia física entre nosotros.

Que el amor nos proteja de todo mal.

Que el amor nos haga fuertes en la esperanza.

Que el amor esté con todos nosotros.

Así sea.

 

Oración compartida

A cada oración respondemos: ¡Damos gracias! (Podemos cambiar esta exclamación por cualquier otra, según nuestra confesión de fe o nuestra creencia)

Por NN que nació el …. Y vivió tantos años en esta vida…

Por sus padres ….. y ….

Por el lugar en donde creció y vivió….

Por la fe que profesó y lo acompañó a lo largo de toda su vida…

Por el trabajo, el oficio o la profesión que ejerció a lo largo de toda su vida…

Por la persona que lo acompañó con amor…

Por los hijos que tuvo….

Por sus nietos….

Por todo el amor que sembró entre nosotros…

Por todas las personas de nuestra familia que ya murieron y lo reciben en la Vida eterna…

Podemos seguir añadiendo oraciones de forma espontánea, y después de cada oración respondemos con la misma exclamación.

 

Última oración y despedida

Encomendamos a la muerte el cuerpo mortal de NN

Confiando en la esperanza de la vida que dura para siempre.

Damos gracias a la vida por todos los beneficios que hemos recibido durante su caminar entre nosotros,

Bendecimos su vida y pedimos a la Vida que abra para el/ella las puertas de la eternidad.

Nosotros hoy lloramos su partida

Estamos tristes y dolientes

Pero de pie para despedirte en la certeza de que el amor es más fuerte que la muerte.

¡Que brille para  …NN la luz que nos tiene fin!

Así sea.